La cooperativa del Hotel Bauen dejó el histórico edificio de Avenida Callao

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“Es muy doloroso pero seguiremos en otro lado”

La pandemia terminó por dar un golpe de gracia al Hotel Bauen. Sin turismo, gastronomía ni espectáculos, la cooperativa se quedó sin ingresos desde el 20 de marzo y acumuló millones de pesos de deuda con proveedores, servicios e impuestos. La espera por la vacuna se hace interminable y las necesidades son cada vez más acuciantes. Hace no tanto realizaron un festival virtual para juntar donaciones que permitieran sostener a las cien familias que integran la cooperativa, pero el destino terminó en buscar nuevos rumbos.
Así lo confirmó la presidenta de la cooperativa, María Eva Lossada: “Siempre dijimos que este edificio era del Estado, pero como no tuvimos soluciones tuvimos que apostar por nuestras fuentes de trabajo. Tuvimos que migrar a otro lado para ver cómo seguimos, se pidió ayuda al INAES en ese sentido. Es una situación muy angustiante porque la deuda con los proveedores es grande, este lugar no lo pudimos aguantar”. Cabe destacar que en diciembre del año pasado se logró frenar la orden de desalojo a partir de una jornada cultural que contó con obras de teatro, charlas y presentaciones de libros, pero que además -como siempre caracterizó a este espacio- tuvo el acompañamiento de referentes de derechos humanos, sindicalistas y políticos.
Los problemas de la cooperativa no vienen de ahora, sino que se agravaron luego de que el ex presidente Mauricio Macri vetara en diciembre de 2016 la ley que declaraba de utilidad pública y sujetas a expropiación las instalaciones del histórico edificio ubicado en Avenida Callao 360. De allí en más, el Gobierno de la Ciudad arremetió con continuas clausuras bajo el planteo de que “el lugar no estaba en condiciones y existía riesgo”. “Nos hicieron de todo y ya no teníamos plata, pero invertimos para seguir trabajando. La pandemia nos terminó fundiendo, pero ya arrastrábamos una situación muy difícil. Tenemos la Justicia atrás nuestro y no podemos más, hay compañeros que están yendo a comedores porque estamos sin ingresos desde marzo”, explicó Lossada.
Dentro de las opciones que maneja la cooperativa, está la idea de conseguir un “espacio amplio” para reconvertirse manteniendo actividades como el bar y la gastronomía. El resto de las organizaciones que conforman el Espacio Bauen -entre las que se destacan La Poderosa y Cítrica- serían parte del nuevo proyecto, puesto que se busca sostener también las actividades sociales, culturales y políticas. La presidenta de la cooperativa expresó: “Sabemos que el mundo se está reinventando y por eso estamos viendo otros espacios, pero seguiremos con la cooperativa para mantener las fuentes de trabajo. Tanta lucha y tanto sacrificio, tantas veces que no hemos llevado el pan a la casa por invertir en el edificio, es muy doloroso pero seguiremos en otro lado. Fueron muchos años de lucha, de alegría y de marchas llevando la bandera del trabajo. Mi orgullo es que vamos a seguir trabajando y que los compañeros no se van a quedar sin llevar el pan a la casa”.
Sostener las fuentes de trabajo sin resignar la posibilidad de tender puentes con la organización popular. En sus días más difíciles desde que gestionan las instalaciones del inmueble -año 2003-, los trabajadores y las trabajadoras de la cooperativa del Bauen saben que la situación jurídica está perdida porque la Justicia falló en diferentes instancias a favor de los antiguos propietarios (Mercoteles S.A.), pero hoy aspiran a continuar sus actividades de otra forma. “Tanta lucha no es en vano. El Bauen no se cayó porque los trabajadores siguen de pie”, concluyó María Eva Lossada.

La cooperativa del Bauen vendió todo el mobiliario del hotel

Los trabajadores que lo gestionan desde el 2003, dos años después de que la empresa propietaria quebrara, decidieron ponerle precio a todo: colchones, televisores, sillas, vajilla, heladeras. El cierre que se produjo en marzo por la pandemia sumó más deudas y algunos de los trabajadores que resistieron 17 años ya no tenían ni para comer.
La cooperativa de trabajadores del Bauen se convirtió en un emblema para las empresas recuperadas. No solo invirtió en recuperar el hotel sino que abrió un bar y gestionó 222 habitaciones y ocho salones. Desde 2007, los trabajadores convivieron con una orden de desalojo que fueron frenando con diferentes apelaciones. En la última sesión parlamentaria del 2016 lograron la sanción de una ley que declaró al edificio de utilidad pública y se aprobó la expropiación del hotel. La idea era que el Estado recuperara y escriturara a su nombre el edificio de Callao 360 que la familia Iurcovich logró proyectar en 1976 e inauguró para el Mundial 78, gracias a créditos del Banade, entre otras entidades, que nunca terminaron de ser saldados. Cuando se sancionó la ley de expropiación hubo llantos y abrazos, que se repitieron en diciembre de 2016, cuando el ex presidente Mauricio Macri decidió vetarla.
Con deudas y sin ingresos, salvo el cobro de IFE y alguna ayuda económica a trabajadores autogestionados, varios tuvieron que ir a comedores para poder sobrevivir, según contó María Eva Lossada, presidenta de la cooperativa. En este contexto decidieron vender desde colchones y sommiers a $7.000, televisores de 21 pulgadas a $2.000, heladeras de frigobar a $10.000, sillas desde $500, juegos de sillones a $5.000, termos eléctricos desde $1.400, pie de micrófono a $200 y dos parlantes a $12.000. También pusieron a la venta cestos de basura a $100, frazadas a $300, cafeteras a $3.000, teléfonos a $500 y hasta máquinas de coser, lámparas, almohadas, manteles y toda clase de vajilla.
Finalmente cerró sus puertas un hotel de tres estrellas con 42 años de historia, ubicado en una de las mejores zonas de la ciudad. La cooperativa de trabajadores del Bauen se mudará a otro espacio para poder seguir desarrollando sus actividades culturales y gastronómicas.

Carta abierta de los trabajadores y trabajadoras de la cooperativa Bauen

Solo una pequeña pausa.

«Podrán pasar mil años, verás muchos caer, pero si nos juntamos, no nos van a detener»
El himno de Ataque 77, “Donde las águilas se atreven”, hoy suena más fuerte que nunca. Es la sinfonía plebeya que nos acompaña desde siempre. Y nos sigue acompañando. Está en cada una de las paredes del hotel y en cada uno de los pliegues de nuestra memoria.
Durante 17 años enfrentamos muchas adversidades. Superamos todas. Hemos luchado con alegría, agradecidos de experimentar esta pasión colectiva. En nuestro querido Bauen hemos trabajado, nos hemos abrazado, reído, llorado, fuimos desdichados y felices. Ninguno de nosotros y nosotras elegiría otro modo de atravesar estos últimos 17 años.
Desde el 2003, cuando nos hicimos cargo del hotel, atravesamos varios intentos de desalojo. Sufrimos múltiples clausuras y presiones de todo tipo. Vivimos una gran decepción cuando el expresidente Mauricio Macri vetó la ley de expropiación aprobada por ambas cámaras luego de años de militancia junto a una larga lista de organismos de DDHH, movimientos sociales, empresas recuperadas, partidos políticos, organizaciones sindicales, multisectoriales, cooperativas, mutuales, diputados y senadores nacionales. 
Durante estos años, nuestras instalaciones estuvieron al servicio de organizaciones de todo tipo, realizando en los hechos una verdadera tarea de utilidad pública. Desarrollamos acuerdos con gobiernos provinciales para alojar argentinos y argentinas con necesidad de tratamientos médicos en nuestra ciudad. Creamos espacios para la difusión del cooperativismo, la hotelería y la gastronomía y ayudamos a la formación de cooperativas, federaciones y confederaciones. Facilitamos habitaciones y salones a la comunidad a los sectores de menores recursos y a las empresas recuperadas de todo el país. Generamos un espacio cultural alternativo en el centro de la ciudad junto a la Cooperativa El Descubridor y construimos el Espacio Cooperativo BAUEN junto a Cítrica, MP La Dignidad y La Poderosa.
Por el hotel pasaron una gran cantidad de artistas, organizaciones sociales, políticas y personalidades del país y del mundo, entre ellos, León Gieco, Guillermo Fernández, Dyango, Agarrate Catalina, Daniel Viglietti, el Negro Fontova, Fernando Cabrera, Bersuit Vergarabat, Las Pastillas del Abuelo, La Berisso, Tata Cedrón, la Orquesta del Teatro Colón, Arbol, Arbolito, Edelmiro Molinari, Rodolfo García, Emilio del Guercio, Pipo Cipolatti, Javier Malosetti, Rodrigo De la Serna, Rolando Goldman, Gustavo Berger, Bernardo Baraj, la Agrupación Oesterheld, Fernando Martín, Fernando Santiago, Fernando Lúpiz, Arturo Bonin, Manuel Callau, Ingrid Pelicori, Alejo Ortíz, Anahí Gadda, Patricia Zangaro, Carlos Demartino, Héctor Calmet, Luisa Kulliok, Alejandra Darín, la Asociación Argentina de Actores, las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo, Adolfo Pérez Esquivel, Evo Morales, Fernando Lugo y las comitivas de Lula y Hugo Chávez, los dirigentes Danielle Mitterrand y Jean-Luc Mélenchon, Tony Negri, Leonardo Boff y tantos más.
En estos 17 años superamos todo tipo de adversidades. Ganamos muchas batallas, resistimos los embates del proyecto neoliberal encabezado por Macri y sin tener resuelta por parte del Estado la posesión del inmueble. Hemos sido acompañados por todos los que sienten que en el BAUEN se puso en práctica la construcción colectiva, la inclusión de género y de las diversidades, un espacio espejo de las luchas sociales. No hemos podido con la pandemia. Esa furia invisible que afecta a millones de personas en el mundo también nos afectó con la paralización total de nuestros servicios. 
Nos vamos con la canción de Ataque 77 a todo volumen.
Hacemos una pausa que será pequeña.
Dejamos el hotel y nos llevamos el Espacio Cooperativo BAUEN.
Acá no termina nada.
Acá empieza todo.
Vamos a revivir el mundo social, político y cultural que latió en las paredes del Bauen en otro rincón de nuestra ciudad. Esta experiencia de 17 años está en su mejor momento: confiamos en la sensibilidad del gobierno y en su ayuda para seguir con el proyecto que expresamos. La resistencia al neoliberalismo de miles de trabajadoras y trabajadores junto a organizaciones sociales como la nuestra, merece el acompañamiento necesario para su consolidación definitiva en esta etapa.
Ya lo afirmó el inmortal Aníbal Troilo: “Alguien dijo una vez que yo me fui de mi barrio. ¿Cuándo? ¿Cuándo?…si siempre estoy llegando”.
Nos vamos pero ya estamos llegando.
Gracias por tanta ayuda, solidaridad y amor en estos 17 años.